Más mía. Quizás más fuerte. O más curtida, no sé. Que ya me he curado más de una herida y al final aprendes que todo cicatriza. Y que nada duele eternamente. Que hay finales que se convierten en principios y que los puntos mejor aparte que suspensivos. Que los números no me definen. Que a veces es mejor un recuerdo que una decepción. Que para lo que de verdad importa me sobran los dedos de una mano. Que no cuenta tanto el cuánto sino el cuándo. Que uno y uno a veces son más de dos. Que se puede, se debe callar cuando no se sabe qué decir. Que hay quien no quiere escuchar, simplemente oírse. Que hay que luchar por lo que se quiere. Que hay que querer para luchar por algo. Que no necesitas a nadie, pero quieres a alguien. Que no es el dónde, es el con quién. Que siempre queda algo por hacer. Que todos cambiamos, que todo cambia. Que lo único que va a permanecer en tu vida para siempre eres tú misma. Más tuya cada vez. Más fuerte.